
En la constante tarea de ir recuperando imágenes antiguas de todo lo relacionado con Mancha Real, esta semana en Mirando al Pasado lo vamos a dedicar a varias de aquellas antiguas tabernas que había “antiguamente” repartidas por todas las calles y plazas de nuestro pueblo, en un intento de conocer el mayor número de ellas, que la mayoría fueron desapareciendo cuando sus dueños se jubilaron.
A finales de los 40 comenzaba su andadura una taberna que fue mítica y muy visitada durante los años en los que estuvo abierta al público, nos referimos a la taberna de “majete”, que estuvo mas de 40 años en la calle maestra, en la parte de abajo de la plaza. Muchos recordarán a Paco, su dueño, al que hemos tenido en varias imágenes en su taberna, lo que no sabíamos es que el que comenzó en este local con una pequeña taberna fue Juan Chica, familiar de Paco y que le vemos en la fotografía cuando regentaba el negocio. La imagen fue tomada en las famosas “marionetas”, con Juan asomado a la pequeña ventana que unía ambos recintos y en los que aparecen un grupo de clientes con Luis Cobo en primer lugar, una persona que poco después se marchó a Madrid donde fijó su residencia. A su lado estaba José María, hijo de Juan y al fondo vemos a otra de sus hijas, Pilar en brazos de su tío.

Eran tiempos de “ligueras” al medio día y por la noche en los establecimientos que en aquellos años 50 y 60 eran pequeñas tabernas, sin apenas lujos y donde acudían diariamente, sobre todo los hombres, a beber su vaso de vino blanco de los Morenitos, o el botellín de cerveza del Alcázar. En aquellos tiempos, estaba mal visto el que las mujeres entrasen sin sus novios o maridos en los bares, siendo estos, lugares de reunión en los que todavía no se había popularizado el tomar raciones. Vemos en la fotografía uno de los bares mas populares durante los 30 años que estuvo abierto al público, nos referimos a “Chacón”, un establecimiento que comenzaba su andadura a mediados de los 50, al poco tiempo de contraer matrimonio Antonio y Lola, sus dueños durante tres décadas. Antonio “chacón” que es como le llamaban todos sus clientes, tuvo su taberna en la antigua calle La Tercia, frente a la ferretería de Luismi, logrando junto a su esposa, obtener una gran aceptación entre sus clientes, siendo sus tapas de las mejores del pueblo.

La foto se tomó cuando abrieron el negocio y se aprecia a Antonio y Lola sirviendo a un cliente que era Blas Sánchez “capachetas”, un buen amigo y uno de los impulsores del nombre de Chacón al bar. Detrás de ellos estaba Pedro, muy joven que estuvo con ellos trabajando mucho tiempo.
Treinta años después de su apertura, y después de varias remodelaciones en el establecimiento, Antonio se jubiló en el 1987, vendiendo el bar a Manuel San Juan y a su esposa, una familia expertos en el negocio de las churrerías y que montaron en el local una llamada “María Rosa”, nombre de la esposa de Manuel. Tras un año aproximadamente, Manuel y María Rosa cambiaron su negocio de ubicación, trasladándose a la calle Maestra, donde en la actualidad esta churrería sigue atendiendo a sus clientes y sirviendo los exquisitos churros que tanta fama a lo largos de estos años han tenido. La foto que mostramos es del 1987, el día en el que Antonio entregaba las llaves del local a Manuel, acompañados de un grupo entre los que hemos reconocido entre otros a Andrés Cobo “el mudo” o a José María Narvaez “jamila”.

En aquella década de los 50, hubo otra taberna en la calle Maestra, mas arriba del actual bar Taxi y regentada por una persona que toda su vida estuvo en el mundo de la hostelería, nos referimos a Juan José Gómez, conocido cariñosamente como “reberte”, un establecimiento que tuvo dos etapas, la primera fue en estos años 50, donde vemos en uno de aquellos días festivos, como dos parejas tomaban en la barra, unas cervezas con unas tapas. El grupo estaba formado por las hermanas Matilde y María (hijas de Pepillo el de la harina), con sus maridos, Francisco, taxista durante muchos años y Manolo que estuvo varios años de chófer con el Conde de Argillo.

Nos desplazamos hasta la carretera de Pegalajar en la que estaba el bar Deportes o como se le llamaba cariñosamente de “catacaldos”, un establecimiento que además de taberna disponía de un anexo con tienda de comestibles. En aquellos tiempos era muy normal tener los dos negocios prácticamente pegados para poder atender indistintamente el bar o la tienda, ya que los recursos eran pocos y muchas veces había una persona sola para atender en ambos sitios. Una de las ventajas que tenían los dueños, es que siempre había alguna tapa a mano para poner a los clientes ya fuera de embutido como patatas avellanas o aceitunas, algo muy socorrido ya que entonces las raciones y tapas de cocina no eran habituales. La foto es de los 60, y vemos a un grupo que posaba ante la cámara de una forma divertida entre los que estaban Juan, el dueño, con alguno de sus hijos y su esposa, y con ellos algunos clientes como Matías, Andrés o Francisco el “Sacri”.